El Secreto de la Pyrámide
Paso VII – La Magia de La Casualidad
Sólo había que no esperar y hacer todo con la suficiente velocidad y precisión como para colocar la Ofrenda antes de que salieran “los familiares” que aún permanecían dentro de la Gran Cámara, y antes de que llegaran los nuevos turistas de los que ya se escuchaban sus pasos, de manera de que ninguno de ellos se encontrara con el extraño espectáculo de una Representante de Isis dándole un pie a un Representante de Horus, quien trepado a una pared tanteaba un huequito en el entretecho buscando Adonde poner dos medias Piedritas con dos medias Notitas.
Y solamente Isis, Horus y todos Los Dioses del Egipto Sagrado podían causar la Perfección de lo que comenzó a suceder en el mismo exacto y preciso Momento en que El Águila, El Cóndor y el Halcón tuvieron por fin Su Encuentro.
Del mismo y simétrico modo que sucedió en nosotros, La Pyrámide misma se estremeció y comenzó, literalmente, a Vibrar cuando los ocasionales “familiares” que habían obstaculizado la continuación de Nuestro Viaje haciendo escuchar sus molestos gritos… de pronto mutaron a Aliados haciéndose Escuchar Nuevamente… pero entonando ahora el más celestial, atemporal y preciso de los Coros que Inbocaba el “OM” en El Preciso y Precioso Instante en que las Energías de las Pyrámides Se Integraron.
Como en Las Mejores Películas, de pronto y de la aparente nada, La Banda Sonora aparece en El Momento Exacto… Ese Momento en que Los Protagonistas, luego de innumerables contratiempos, por fin Se Encuentran, como Ahora El Águila, el Cóndor y el Halcón se habían Encontrado.
Banda Sonora que hacía estremecer a la sala en forma de Pyrámide, que al mismo tiempo nos tenía como el Más Agradecido Espectador y el más Inspirado Protagonista.
Magnetizados por lo que inconfundiblemente Se Presentaba como Magia -Magia atemporal que atraviesa los Tiempos, permitiéndonos Presenciar como Hecho Extraordinario Eso que en Los Milenios La Pyrámide Protagonizaba en su Cotidianeidad “ordinaria”-… La Gran Cámara nos atrajo nuevamente hacia Ella.
Las Imágenes Atemporales seguían Fundiéndose, como la Energía que ahora Resplandecía en El Salón. Y entre Esas Imágenes, la del Chamán que, Años Atrás, en Nuestro 7° Machu Pichhu nos advertía entre risas , luego de que habíamos logrado Estar toda una Noche a solas en La Montaña Sagrada: “Vivieron Una Gran experiencia… pero lo respetaron demasiado, tendrían que haberse animado a más. Para La Próxima, ténganlo en cuenta”.
Ésta, tal vez era “La Próxima”.
Y en efecto ¿…cómo no nos habíamos animado –y exigido- a Eso que La Enseñanza Enseña como La Llave que Conecta con La Magia en cualquier situación y lugar?
Eso que ahora, en Ese Lugar más que especial y en Esa Situación más que especial se había impuesto Por Sí Mismo… confirmando plenamente- una vez más- a La Enseñanza: Escuchar.
Exactamente Eso que El Plenario había, luego de meses y semanas, logrado Develar… ahora con la máxima naturalidad se hacía presente: El Secreto de las Pyrámides… es que son un Sistema para Escuchar.
Un Sistema de Sonido perfecto, que amplifica hasta – literalmente- el Infinito cualquier Sonido que ahí se produzca en constancia, precisión y repetición.
Y basta sólo pensarlo para estremecerse al inferir Eso que se detonaría cuando no sólo Una… sino Las Tres Pyrámides lograran Resonar al mismo Tiempo en la misma frecuencia al repetir en Ellas los Sacerdotes un mismo Mantra, Canto, o Inbocación.