En 1976, es decir, cuando Lacan se encuentra en un punto sumamente avanzado y culminante de su Enseñanza – de hecho, un año después anunciará que llegó el “Momento de Concluir” – afirma, de un modo tan natural como sorpresivo y explícito, que tiene la intención de “introducir algo que va más lejos que el inconsciente”. [1]
Y para llevar a cabo tal introducción, lo primero que se ve obligado a revisar, es el concepto de “Psiquismo” y aquello que, ya desde Freud, se identifica a partir de ese término; así inmediatamente a la frase recién citada, agrega: “es preciso admitir que nosotros tenemos un interior, que llamamos como podemos, psiquismo”. Al menos dos cuestiones se ubican como necesarias de Investigación a partir de tales afirmaciones: 1. Cuando el Psicoanálisis avanza lo suficiente, es posible pensar un “Algo” ubicable como Más Allá que El Inconsciente del que se había ocupado ese mismo Psicoanálisis. 2. El abordaje de ese “Algo”, exige la revisión del concepto de “Psiquismo”. Y ambas cuestiones, obligan a tal Nivel de profundización, que sólo serán abordables para los Estudios que se exijan la máxima Integración Interdisciplinaria. Tal Integración, trasciende lo meramente investigativo, inaugurando un modo de pensar el Mundo y de Aprehender a Obrar utilizando Reservorios Psíquicos, Energéticos y Físicos que parecían confinados a lo utópico o a eternos estudios de laboratorio. Pues abordar Integralmente Lo Psíquico, permite comprender y comprobar que basta que Lo Inconsciente se dirija hacia algo, para que se detonen hacia Eso, muchas más fuerzas, y enormemente más poderosas, que las que se alcanzan a conocer habitualmente. Las posibilidades reales y concretas del trabajo sobre lo Inconsciente que puede abarcarse a partir del Psicoanálisis, son infinitamente más utilizables y aprovechables que el “simple” levantar las barreras de aquello que mantenía atrapado al sujeto como objeto de las conflictivas Inconscientes; por muy graves que éstas sean. Hasta la actualidad, el Psicoanálisis parece darse por conforme relegando el Estudio de tales Fuerzas Ocultas, y repitiendo el histórico enfrentamiento Freud-Jung, que se tradujo en enfrentamiento Psicoanálisis-Esoterismo. Pero precisamente, es del Psicoanálisis de quien se espera resolver las conflictivas que harían que una generación quede atrapada en las mismas problemáticas y límites de la generación anterior. … Más aún cuando, como ocurre en la actualidad, ya ha salido a la luz abundante y concluyente material – las cartas a Carrington, las declaraciones de Jones, la Membrecía Honoraria de Freud entre 1911 y 1938 de la Society for Psychical Research, sus equívocos y olvidos continuos respecto de cuestiones como la Telepatía … y hasta su decisión respecto de su epitafio – demostratorio en forma definitiva del real y profundo – pero a ultranza reprimido – Interés de Freud por el estudio de las “Fuerzas Psíquicas Ocultas” del Inconsciente. [2]
Interés que de ningún modo puede soslayarse en quien realmente profundizó en el Psiquismo pues el Estudio de Las Fuerzas Ocultas de Lo Inconsciente únicamente se hace posible a partir de lo que El Psicoanálisis posibilita. Aclaración imprescindible, pues es habitual que, por no comprender el determinante aporte psicoanalítico, todo intento esotérico y/o parapsicológico de abordaje de lo Psíquico como reservorio de Fuerzas Ocultas, naufrague en la incomprobabilidad de tales Fuerzas Psíquicas, o se diluya en la chatura de planteos “psicologistas”. Pero el precio de que tal Campo De Integración, sea reabsorbido hacia alguno de los dos campos en forma desarticulada, es igualmente trágico para ambos: · El estudio de Lo Paranormal y todo lo encuadrado en el “Fenómeno Psi”, pierde toda Profundidad, y se transforma progresivamente en ensayo-error de casuística experimental de laboratorio, que supone que es posible Comprender al fenómeno ignorando al Sujeto en el que Eso sucede. · El Psicoanálisis, al limitar y empequeñecer su área de interés – en ésto, junto a La Psicología – tal como contundente y notoriamente viene ocurriendo década tras década, se encuentra con la progresiva indiferencia – y hasta intento de desprestigio – tanto ante la Comunidad Científica, como ante el Público en general. Sería realmente triste tener que concluir que todo el “aporte” que la Psicología y el Psicoanálisis puedan realizar ante el tan vasto Campo que remite a Los Fenómenos “Psi”, sea el de limitarse a la cómoda posición de adjetivarlo bajo el ya gastado, inconsistente – y a esta altura, insostenible – estribillo del “Pensamiento Mágico”. Cualquier Disciplina que en la actualidad, simplemente, pretenda declarar burlable a lo que está más allá de sus alcances, tiene los días contados. O las corrientes Psicológicas y Psicoanalíticas tradicionales alargan sus circuitos y ya no se conforman con la soberbia ingenuidad de ignorar lo que está más allá de lo habitualmente considerado como “Psíquico”, o estamos asistiendo al último capítulo de lo que esas Disciplinas le han podido aportar a la Humanidad. Un Psicoanálisis y una Psicología que han reducido arbitrariamente “La Psykhé”, confirman su capítulo final, en cuanto se advierte que a la luz de los resultados, se hace obvio que la cómoda “solución” de relegar el estudio de aquello que trasciende lo que hasta ahora se incluye en “Lo Psíquico”, a ramas tales como la Parapsicología … no ha hecho otra cosa que aislar más aún ese estudio: confinándolo a la mera investigación de los Fenómenos, y recortándolo cada vez más de las conexiones que esos Fenómenos tienen con Lo Inconsciente y con el Sujeto. … Como si para estudiar “La Psykhé” en toda su verdadera dimensión y extensión, sin recortes arbitrarios, hubiera que ignorar al Inconsciente, a Freud y a Lacan. Y viceversa. Tales consecuencias altamente negativas, sólo pueden revertirse con la Integración entre ambas Disciplinas, pues tal división es en realidad una fragmentación absolutamente arbitraria que produce que lo excluido, sea – hablando con rigurosidad – … El “Psiquismo”: Pues basta recordar, nuevamente, que El “Psiquismo” proviene de La “Psykhé”, que se refiere, literalmente, al “Alma”, para comprender que quien pretenda abordar semejante Campo como materia de Investigación y Experimentación, sólo podrá hacerlo exigiéndose la máxima Integración; pues aceptar el reduccionismo de pretender encasillar y mantener al “Alma” dentro del estrecho horizonte de una única disciplina – trátese de la Psicología, el Psicoanálisis o la Parapsicología – produce por definición, que Lo “Psíquico” sea inabarcable. No se puede pretender Estudiar un Árbol concentrándose fragmentariamente en sus raíces, su tronco, o sus hojas. Lo psicoanalítico se ocupa de las raíces; lo psicológico se ocupa del tronco, y lo parapsicológico, se ocupa de las hojas más lejanas y elevadas … y todos ignoran al Árbol. Los Fenómenos más Elevados de Lo Psíquico estudiados por Jung, tienen su Raíz en el mismo Inconsciente que acuñaron Freud y Lacan. Freud, Lacan y Jung; a partir del Psicoanálisis se han encontrado progresivamente con Conceptos cada vez más abarcativos de “Lo Psíquico”. Y en cuanto se confronta tal abarcatividad con los descubrimientos más actuales y revolucionarios de la Ciencia, la posibilidad de, a través del Psiquismo, obtener “Respuestas” que no están limitadas a la historia personal, es una lógica consecuencia que debe, al menos, considerarse seriamente. Tanto Freud y Lacan, así como quienes desde ellos, llevamos a cabo la tarea de conducir un trabajo analítico, a menudo compartimos un legítimo Asombro Reverencial ante la continua exactitud y precisión que toda Formación del Inconsciente demuestra. Y aún para quien no desarrolla la Práctica Analítica, basta recorrer textos tales como “Psicopatología de La Vida Cotidiana”, “La Interpretación de Los Sueños” o “El Chiste y su relación con el Inconsciente”, para comprobar fehacientemente que es imposible para cualquier función racional, intelectual o consciente pretender alcanzar la precisión, la eficacia, la exactitud y hasta el ingenio de un acto fallido, un acto sintomático, un síntoma.
[1] Jacques Lacan, Seminario 24: Lo no sabido que sabe de la una-equivocación se ampara en la morra, Clase 1. Las Identificaciones. 16 de Noviembre de 1976, sin edición en castellano, Texto establecido por J. A. Miller en Ornicar? 12/13.
[2] Al respecto, puede consultarse, entre otros: de Christian Moreau, Freud y el ocultismo, Ed. Gedisa, Págs. 96 y SS.; de E. Laborde-Nottale, La Videncia Y El Inconsciente, Ed. Paidós, Pág. 118; así como la Carta de Ana Freud a Ernest Jones, del 24 de Noviembre de 1955 (Archivos, Sociedad Psicoanalítica Británica, Londres) cuyas referencias correspondientes también se encuentran en Un Judío Sin Dios, de Peter Gay, Editora Ada Korn, Págs. 159 y 160.