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Una de las cuestiones hermosas de los Viajes de Enseñanza es que cada día es un Viaje en sí mismo, por la cantidad de cuestiones que suceden y hacemos que sucedan.

José Luis, durante un encuentro que tuvimos al mediodía, nos propuso que si hubiera encuentro en la cena de ese mismo día tenía que ser en un restaurante hindú, considerando todo lo que en estos tiempos estamos recorriendo del Mahabharata y el Bhagavad Gita.

Durante el día él tenía que grabar una Ponencia para un Congreso hiperimportante, con ponentes de todo el mundo, y la de José Luis no sólo era Ponencia Diferencial sino que era la que daba cierre al Congreso. Es decir, aunque su día estaba girando en torno a lo que debía hacer en esa ponencia, ¡él estaba ocupándose también de pensar también en el Encuentro con nosotros en la Cena!

Señal entramada después de concluir la Ponencia de JL ese mismo día, con uno de sus Aliados de Poder.

Encontramos un restaurante hindú en Barcelona, hicimos la reserva, quisimos considerar algunas cuestiones más que hay que hacer durante los viajes y fuimos al lugar… Como no podía ser de otro modo, por desde donde llegamos nosotros tanto al Viaje como a ese momento específico del Viaje -desde los adondes automáticos del yo-, aunque el lugar era hermoso y con muy buena comida, la mesa que nos dieron tenía unas sillas superincómodas y había mucho ruido en esa parte del salón, lo cual dificultaba lo que nosotros hacemos en las Cenas de Enseñanza: Hablar.

De todo esto no nos habíamos dado cuenta sino hasta que llegaron José Luis y Marcela, que rápidamente nos mostraron cuánto no nos molesta a nosotros lo incómodo, además de que no consideramos que el ruido otra vez nos jugaba en contra y peor aún, una vez mostrado esto, nos quedamos impertérritos en vez de resolverlo.

José Luis encontró una parte del salón donde, haciendo cierto movimiento de mesas, no solo podíamos estar más cómodos y más frescos, sino que también había una mesa mucho mejor, sillas acordes a la mesa y muchísimo menos ruido.

Obviamente cuando consultamos, con lo primero que nos encontramos fue con un “no” rotundo que nos reflejaba el mismo “no” que nosotros le habíamos puesto al momento, al ni considerar todo lo que también en el desde donde en lo real tiene que estar considerado.

José Luis, que jamás negocia el Nivel de los Momentos de Enseñanza, nos dijo que encontráramos otro lugar, que sea mejor, con las condiciones acordes al momento, que podía ser ahí mismo o en otro restaurante hindú. Ir a otro restaurante significaba un movimiento enorme y pérdida de tiempo, y además no nos aseguraba que Dirección luego vaya al nuevo lugar.

Gracias a toda la Exhortación de José Luis, Damián logró que nos habilitaran el lugar que José Luis había propuesto de entrada como solución, que era un espacio hiper íntimo, una mesa que armaron para nosotros, no había casi ruido alrededor, y fue la primera vez en mi vida que comí comida hindú en un restaurante hindú, ¡y fue junto a Dirección y Compañeros!

Ese Momento desembocó en lo más luminoso y mejor de todo, que es lo que Recorrimos durante la cena: todos los aportes que José Luis nos hizo, ¡incluyendo que consideremos lo que la situación en sí nos estaba mostrando como puerta de entrada a lo que luego degustamos durante toda la noche!

 

María Laura Colla