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EN EL ORIGEN, ÁFRICA

Beatriz Daza Molina

 

Quienes Recorremos Actividades conducidas por José Luis Parise, sea en el nivel más básico, en los más elevados e incluso en cada entrevista realizada  -por internet, en la radio, en prensa escrita o por televisión– coincidimos en lo explosivas que resultan.

 

La profusión de temas y la profundidad que alcanzan, el rigor, la maestría en hacer entendible e interesante cuestiones complicadas, es más, de hacerlas disfrutables es una constante. El ponerle tan buen humor, tanta pasión,  tanta credibilidad despierta sorpresa que va en aumento de forma exponencial, admiración y una energía que electriza el aire.

El sello y la impronta de JL son tan diferenciales que tienes la certeza de que Eso, es algo único.

 

Y todo resulta tan fluido, tan natural…

 

Estás tan absorto y atento en seguir el hilo argumental, te sorprenden tanto las revelaciones que propicia, que se tarda bastante en descubrir, y un poco más en apreciar, qué hace José Luis para lograr lo que hace.

 

Pues bien, la anécdota en y de Iniciación que aquí relato es acerca de la primera vez que entendí que hay una Enseñanza tras la Enseñanza.

 

En noviembre de 2013 hacía ya un año y nueve meses de mi entrada en las Actividades de Enseñanza de la Escuela E.D.I.P.O. Por aquel entonces ya habíamos pasado de las reuniones quincenales, o incluso mensuales si se hacían en sábado, a la  Supervisión una vez a la semana. Ah! y también había tenido el gusto de asistir a cuatro deslumbrantes Plenarios que desde el primero son para mí sinónimo de fiesta, reencuentro y celebración.

 

Los Plenarios son las dos ocasiones al año en las que José Luis retorna a España. Siempre y cada vez él aclara: “no es que yo te cuento: mirá, si seguís estos pasos llegás a Iniciado, y listo, me voy y no aparezco más por aquí. ¡No! Yo vuelvo cada año, le pongo el cuerpo a lo que digo y no te dejo solo”. Y así es desde hace ya muchos afortunados años. Ese retorno son fechas señaladísimas en el calendario y cientos de personas de todo el país (y también de toda Europa y en algunos alocados casos, ¡incluso de América!) viajamos a Barcelona plenos de ilusión, ganas y entusiasmo. En esos días la efervescencia que se despliega es una inyección de pura Vida.

 

Por muchos motivos los Plenarios son muy especiales, y el de noviembre de 2013 supuso para mí un descubrimiento que me abrió la puerta de entrada a otro Universo.

 

Pero… un momento por favor.  Permitidme contar dentro de este relato la anécdota de la anécdota, que además viene de la mano del después –esto es, de la Jornada Energética- de ese Plenario.

 

Desde que José Luis y Marcela nos anunciaron la grandiosa oportunidad de dar a conocer qué cosas suceden en Enseñanza contadas por quienes La recorremos, tenía un debate conmigo misma sobre cuál contar. Porque afortunadamente cada integrante de la Escuela tenemos muchas anécdotas que con certeza pueden llamarse Iniciáticas.

 

Claro está, lo primero que se me ocurrió son cuestiones que he conseguido gracias a aplicar el Método que aprendemos, o la conmoción que sucede al descubrir aquello oculto que rige la vida desde el inconsciente, o lo alucinante que resulta constatar que cada reunión, cada caso de cada compañero también habla de mí (y de ti, y de ti, y de ti), hasta que me plantee, ¿Qué quiero contar? ¿Y Para qué quiero hacerlo? Pues para transmitir lo que significa descubrir la Iniciación en aplicación directa, y la emoción que de ahí resulta.

 

Ok, ya había puesto un primer filtro pero aún tenía muchas dudas, así que recurrí a los sueños… sí, a los sueños. ¡Recurso de Magos! Entrar a los sueños para encontrar en ellos las respuestas que no hallo en la “vigilia” convirtiéndolos en unos aliados muy especiales… pues es bien sabido que con aliados se llega más alto, más lejos y mejor ¿Verdad ;-)?

 

Era una madrugada de miércoles a jueves de enero (es decir, ¡hacía mucho frío!) y a eso de las cuatro de la mañana me desperté escuchando, tocado a trompeta… ¡¡¡el tema principal de la película de Rocky!!! Tinoniiiii, tinoniiiiii, tinoniiiiii, tinoniiiiii…

Por algún motivo había un tipo en la calle tocándolo –y muy bien-  con gente coreándole. Que me despierten a esas horas no suele hacerme mucha gracia y sin embargo, me hizo gracia. Era inesperado pero era lindo y además esa canción, justo esa. En seguida me vino a la cabeza las escenas de la película, con Rocky viniéndose arriba, entrenando como un loco, dedicándose en cuerpo y alma a lo que hace… Es la canción que todos asociamos a desafiar nuestros límites, la del empeño en conseguir algo cueste lo que cueste.

 

Entonces me acordé de José Luis en el Plenario que dedicó a la Iniciación en África.

Ese día el ambiente era burbujeante. Más de doscientas personas. Los integrantes de la Escuela, expectantes, anticipándonos al festín de Magia y quienes estaban ahí por primera vez, quizá contagiados por nuestro trajín y alegría.

 

Tras la atronadora ovación de bienvenida con la que recibimos a José Luis, en adelante JL, él Inició con un “hemos traído la Luz a Barcelona” mientras mostraba un periódico cuya foto de portada era la del encendido de las luces navideñas en la ciudad justo la tarde anterior. Aunque esa frase tenía otro sentido más, y bien podría haber sido dicha sin necesidad de esa noticia, la casualidad armónica señalaba al motivo por el que estábamos congregados allí. Aunque a esa Luz habría que llegar por un pasadizo de sombras…

 

JL continuó anunciando: “hoy tendremos cuatro Plenarios en uno; tres temas que generan un más uno donde todos culminan”.

– ¡Wow! ¡¡Esto promete!!  – Pensé.

Pero también nos explicó que él tiene que hacernos interesantes estos temas porque, de entrada, al yo no le gustan.

El primer tema es la puerta que el yo no quiere atravesar.

El segundo es un largo pasillo que el yo no quiere recorrer.

Y el tercero es un salón donde una parte de ti quiere estar y otra no.

 

Semejante presentación del Plenario ya era tomar serios recaudos en advertirnos las resistencias que, con toda probabilidad, el yo de cada quien (o también llamado ego, la parte inconsciente que rige la psique humana) levantaría para “defenderse” de lo que ese día se abriría.

 

[- Pst! Se te olvida el cuarto!

– ¿Qué cuarto?

– El cuarto tema, el más uno.

– Ese va luego, ¡qué prisa tienes!

– Ah, vale.]

 

¿Dónde estábamos? Ah sí, en las advertencias de JL que continuaba: “el primer tema es para el yo la oscuridad absoluta, pero en todo proceso de supervivencia no tengo que permitir que mis ojos se acostumbren a la oscuridad porque sí no, cuando llegue a la Luz no podré soportarla.”

“Esto es así porque el psiquismo no soporta ver el origen del psiquismo. El origen, o el Desde Dónde parte, al que invariablemente niega, reprime o acepta y rechaza al mismo tiempo en un juego perverso para ignorar al origen”

 

– “¿Y qué es lo más ignorado, reprimido, denigrado y rechazado por la humanidad? Precisamente su origen…  – Sí señoras y señores, estamos hablando de África”.

 

Empezamos a caminar por una presentación, profusa y detallada de porqué lo estructural, lo primario en lo humano no quiere saber algo de África. Era necesario entender hacia dónde nos dirigíamos antes de llegar al largo corredor anticipado que nos conduciría al corazón de las tinieblas.

 

JL, con su habitual maestría, anudaba con precisión cada hilo de cada cuestión que iba exponiendo, haciendo hincapié en su famosa premisa, ¿Te interesa, te aporta, lo disfrutas?, pero lo estructural en nosotros ya había reaccionado, tal como JL había previsto, conectando con esa negación primaria que no quería saber del tema… Y llegó el apagón.

 

El ambiente perdió la chispa inicial y un aire pesado se apoderó de la sala. Disminuyeron los aplausos espontáneos que a cada poco jalonaban las palabras de JL, al tiempo que las sonrisas que antes iluminaban decenas de rostros se difuminaban en un rictus neutro, que incluso trataban de ocultar bostezos… ¿Qué estaba pasando?

 

Sobre el escenario JL no cesaba en su empeño, aunque sus preguntas eran apáticamente contestadas con un automático sí, casi un seee’ más parecido al balido de una oveja que a la entusiasta afirmación de tantas otras veces.

 

Creo que muchos nos dábamos cuenta del pegajoso letargo que parecía haberse extendido por el auditorio. ¿Me pasa solo a mí? Me preguntaba atónita. Vi a varias personas igual de desconcertadas, tratando de descubrir el porqué de ese manto de plomo.

 

Recuerdo perfectamente la aplastante sensación de sopor que sentí. Yo sabía lo valioso del tema,  no hay otro Maestro ni Escuela que aborde cuestiones tan elevadas y profundas a la vez, sabía que me interesaba y quería conectarme con ello. Sin embargo, el saber no marca ninguna diferencia si tú no estás presente, y en vez de eso, estaba tratando de no cerrar los ojos, mordisqueándome la punta de los dedos para espabilarme, apretando los labios en pugna para no bostezar.

Era desesperante, insólito y angustioso… ¡Jamás me había ocurrido algo así en una actividad dada por JL!

¿¿Qué estaba pasando??

 

No sé cuánto duró pero se me hizo eterno. Deseé que llegara la pausa. En otras ocasiones, ésta, que es brevísima –ir al baño y poco más–, siempre nos sorprendía al darnos cuenta del transcurrir del tiempo (¿Quééé? ¿Ya han pasado casi cuatro horas?), por lo entregados al tema que solemos estar. En esa ocasión tampoco sé en qué momento fue, pero lo que sí sé es que JL mantuvo el tipo ante semejante público, atento a lo que pasaba y sin contagiarse por ello. Y el alto llegó, porque una cosa es que no se dejara arrastrar por lo que estaba pasando y otra muy distinta era hacer como si no importara.

 

¡Ah!… quiero aclarar una cosa. El tema era (es) magnífico. La fuerza ahí desplegada no me pasaba desapercibida. Yo era muy consciente de ello, y hoy, releyendo los apuntes – en los que me concentré para unirme al Plenario del que el ego trataba de echarme- lo vuelvo a constatar. África y lo que Cristo aprendió de ello. Descubrir que la Enseñanza del Ifá, cuya deidad Olodumare es el que se convierte a sí mismo “en el doble luminoso” pues se hace Luz (de una manera que no revelaré aquí), se entrelaza con todas las Enseñanzas Iniciáticas de la humanidad. Que todas esas Enseñanzas son parte de La Enseñanza Original y el milagro maravilloso que eso supone, eran y son poderosos argumentos para beber a borbotones el tema…

 

¿¿Entonces??

Tiempo después lo entendería mejor; la reacción del yo ante lo que más aborrece es volver al estado previo, y para eso los mecanismos que utiliza buscan desconectar a la persona que se interesa en Eso de lo que el ego no quiere saber algo.

Son patrones psíquicos primarios muy potentes y sutiles, que toman las riendas y dirigen la situación si no hay ahí Quien sostenga su Deseo en contra de esos automatismos del inconsciente.

 

En esa época yo tenía muy poca práctica en leer lo que ocurre en lo que ocurre pero me di cuenta de que a la vuelta del alto sucedió algo que lo cambió todo.

 

Los primeros minutos de la continuación del Plenario amenazaban con mantenerse en el mismo estado anterior. Hasta que empecé a observar algo distinto en JL.

Lo que antes era tratar de levantar un fardo pesado a base de tirones ahora era diferente; él estaba encendido, liviano. Su tono de voz, una nueva sonrisa, el humor chispeante. Parecía que alguien hubiera abierto una ventana por la que entraba una brisa que refrescaba todo el salón. De a poco la energía se refinaba. La efervescencia volvía a prender el aire.

 

JL progresaba en la exposición hilvanando fino sobre el escenario, gustándose, degustándolo. Y nosotros con él. En suave enlace estábamos entrando en el cuarto tema, la anunciada luz al final del túnel, y de nuevo el Plenario se tiñó del aura dorada del inicio. Fue como entrar en un precioso prado soleado después de una travesía por un bosque tupido y sombrío.

 

Me acuerdo que yo miraba a JL pensando, “¿Qué ha hecho? ¿Qué cambio ha producido? Porque no está igual que antes, porque en cuanto él se ha llevado a ese Lugar, el lugar –literalmente– también se ha transformado”. Lo que hasta ese entonces me parecía “lo normal” empezaba a cobrar un nuevo significado.

 

Eso que he llamado “lo normal”, de normal no tiene un ápice. Me explico: en cada reunión, en cada actividad de la Escuela, aun partiendo de inicios muy embarrados o poco propicios para generar una reunión brillante, invariablemente JL lo consigue. Al finalizar, siempre, siempre, siempre, la energía, el entusiasmo, la hermosura y la alegría es infinitamente superior que al principio. Y tan es así que hasta parece fácil.

 

Obvio es decir que no es fácil, sino que en eso hay un trabajo interno tan sutil, una enorme capacidad de operatoria para conducirse al estado que le conviene y leer las situaciones para llevarlas al punto exacto que quiere, contagiando en esa frecuencia a los participantes, que es todo un arte, mucho trabajo y entrenamiento previo para lograrlo. Así que de fácil, nada. Hasta entonces me daba cuenta vagamente de ello y me fascinaba, pero no fue hasta ese momento que lo entendí realmente en su complejidad y amplitud.

 

Aún sin descifrar qué teclas había pulsado JL, fue conmocionante reconocer ese trabajo “oculto” que revelaba la enorme  valentía, determinación, habilidad, eficacia y el profundo amor que JL pone en cada cosa que hace. Vi en él a un titán, al héroe de los mitos. Fue emocionante y la entrada a un nuevo Universo. Todo lo que Enseña JL adquirió mayor significado al verlo transformado en aplicación en tiempo real.

 

En África está el origen de muchas cosas, y desde ese día para mí también está ligada al cambio fundamental que supuso comprender que a la Magia se llega Haciendo… y la abismal diferencia entre lo que -desde un conocimiento más o menos estático- creía que es hacer a lo que es Aplicar lo que la Iniciación Enseña y que José Luis trasmite y emana por los cuatro costados.

 

¡Eso era! Exacto, justo eso… José Luis emanado lo mismo que Enseña, iluminándose en todos los sentidos de la Palabra al transformar en su Verdad lo que la Iniciación devela en sus secretos, porque aquel que obra conforme a la Verdad se acerca a Dios.

 

Desde aquel momento me fijo atentamente en las cosas que JL hace y siempre descubro algo nuevo. Es un ejemplo que me inspira y pongo en práctica, ¡y de verdad que fun-cio-na! El principio es sencillo; cuando te gusta lo que haces y cuando te gustas haciendo lo que haces, se nota y trasciende lo esperado. Y no solo eso, sino que además se disfruta más y se hace mejor. Todo son ventajas 😉

 

El Plenario, para entonces en plena ebullición, llegó a su fin en una hora que bien podría haberse alargado en el transcurrir de la  noche, entregados como estábamos en esa comunión de Luz, que culminó en una explosión de aplausos, de vítores, de bravos y asombradas risas!!

 

Cómplice como me sentía de haber asistido a un milagro, mientras aplaudía en pie y aún con el asombro erizándome la piel, uní mi voz al jolgorio desatado con un repetido ¡¡Gracias, gracias Maestro, gracias por tantas Maravillas!! Y pude ver en más ojos brillantes, en más mejillas encendidas, la semilla del reconocimiento que ese día se abrió para siempre en mi corazón y en mi memoria.

 

[- ¡Hey! ¿Y el cuarto tema?

– ¡Ay! Fue precioso…

¡¡Cuenta, por favor!!

– Pero es que lo mejor es que lo escuches, que contado no es lo mismo

Ya… ¡ojalá hubiera estado en ese Plenario!

– ¿De verdad quieres escucharlo?

¡¡Sí, claro!!

– ¡¡Pues estás de enhorabuena!!

¿En serio? ¿De qué estás hablando?

– Si te interesa, tienes miles de vías para ver eso y mucho más… en youtube, en edipo.org, en las entrevistas online… ya verás a qué me refiero ¡¡Que lo disfrutes!! ]

Publicada el 8/7/2017