Ella corre apurada entre la lluvia. Con su tapado gris y su chalina raída llega hasta la esquina de siempre, a la misma hora como todos los días jueves… Con la misma cara angustiada toma un taxi:

—Por favor, hasta Charcas 1520.

Una y otra vez recorre con sus ojos los viejos barrios conocidos, las calles inundadas, los faroles intermitentes, la gente caminando con sus negros paraguas que se doblan ante el implacable viento invernal.

María desciende del auto presurosa. Llega hasta el edificio oscuro y despintado. Sube por las desgastadas escaleras hasta el tercer piso. Es la hora. Toca el timbre. El cansino analista la espera.

—Adelante —le dice… como todos los jueves.

Ella sabe que todo será igual. Sabe que como en cada una de las sesiones… todo será igual a la anterior sesión.

—Bueno, hoy hablaremos de…

A la misma hora, en otro lugar del planeta…

Calor abrasador. El sol radiante acaricia con sus maravillosos rayos las lustrosas pieles. El paisaje: ¡espectacular! Inmensas playas con sus blancas arenas, el agua verdeazulada invitando al chapuzón inmediato.

Risas por doquier. Alegría. Cuerpos bronceados por el sol caribeño. Un hotel increíblemente hermoso. En bullicioso grupo nos acercamos a un singular bar. ¡Estoy en Cancún! ¡Estamos en Cancún!

Diciembre de 2012. En pocos días celebraremos Navidad, para algunos de nosotros la primera vez en otro país. Junto a JL y Marce nos ubicamos alrededor de una mesa. Ahí estábamos ansiosos los ocho compañeros junto a los Directores de la Escuela. De pronto surge un tema: los equívocos en los nombres y su relación con el deseo.

Comienzo a hablar. Aparecen interrupciones a mi alrededor. Continúo hablando y surge la voz de JL:

—¿Cambiamos de lugar?

No me distraigo, no me detengo, sigo hablando, digo, me implico, me emociono, me conmuevo por las cuestiones que JL me hace comprender de mí. En un momento JL me mira y me dice:

—Usted hoy ha comenzado su Recorrido Analítico.

¡La emoción mía fue total! Comencé a Recorrer mi Camino Interior. El Mejor Analista, sí, JL, me dio mi primera Sesión de Análisis Metódico en el momento exacto, y precisamente cuando “el yo” está distraído. Varias veces yo había participado en Sesiones que “creía” que eran dirigidas a otros Compañeros, aunque también eran para mí. Ese día no había confusión alguna. Yo había comenzado a recorrer el Espacio de Análisis Metódico. Siendo Mi Analista JL, quien las 24hs está atento, acechante y realizando las intervenciones y orientaciones más incisivas, con todo su Amor y Deseo de Analista.

 

Cristina Morales