A fines de 2019, Compañeros de diferentes nacionalidades y niveles de Recorrido, nos encontrábamos en un viaje de Enseñanza en una imponente masía en España, y JL planteó como posibilidad un Congreso en el que todos los Enseñantes de la Escuela tengamos Oportunidad de participar, no sólo como “participantes”, sino como actores principales.
Como propuesta era espectacular, a la vez que representaba un desafío y una novedad ENORME para todos nosotros, ya que la gran mayoría de los Compañeros que estaban ahí, todavía nunca habían intentado o siquiera soñado con Enseñar la Enseñanza. Afortunadamente no me cuento entre esa mayoría, porque yo sí, desde hace mucho más tiempo vengo haciendo diferentes actividades, reuniones, cursos en los cuales tengo el Privilegio de Enseñar la Enseñanza.
Unos meses después, inició uno de los tiempos más extraños: la pandemia nos llenaba de incertidumbres y nos ponía en “cuarentena”. Lógicamente, la Magia respeta la ley pero no se adocena, por lo cual ese fue el momento que JL, con precisa Lectura Metódica, ¡¡nos dijo que era entonces el Momento exacto para Iniciar la Preparación del Congreso!!
Mientras el mundo se ponía en pausa, nosotros producíamos más que siempre. Mientras la humanidad se aletargaba cada día un poco más, nosotros atravesábamos toda esa oscuridad envueltos en la Luz que la Enseñanza como faro le proponía al mundo.
El planteo desde el inicio fue el siguiente: le Enseñaríamos al mundo Magia Iniciática. Y eso no es un slogan ni un estribillo si no una escritura en piedra. Debíamos demostrar no sólo saber respecto de esos temas, si no también demostrar que impregnamos nuestras vidas de esas dos cuestiones, de Magia y de Iniciación.
Luego de algunas presentaciones donde los distintos grupos de Compañeros que hacíamos la mostración de lo que íbamos a Enseñar, JL se encargó de mostrarnos que cada vez más se notaba la Magia en lo que presentábamos, y cada vez menos la Iniciación. Porque de esos dos polos, la Magia es el polo que le interesa al yo, y la Iniciación, el que no le interesa.
Así fue cuando en mi primera Presentación, Dirección me mostró algo que dio en el centro de mi alma, y que, por simple que parezca, dio en el centro de mi -no- Iniciación.
Pero antes de contar con detalle el primer Aporte de tantos que JL tuvo la Amabilidad de hacerme, viene bien aclarar que JL fue tan amoroso y tan generoso de compartir TODO, que nos invitó a todos los participantes del Congreso a que, desde antes del Congreso, hiciéramos presentaciones extramuros donde practicar los temas que luego íbamos a impartir en el Congreso.
Pues bien, cuando JL vio la grabación respecto de esa primera charla, me hizo una pregunta inesperada: “¿por qué ese cómo?”.
Cualquiera que me conoce sabe que esa “área” es en la cual yo más fallo, y quien estuvo ahí, sabe que cuando JL me hizo la pregunta, respondí desde ese mismo lugar fallido. Ahora no recuerdo exacta la tontería que le habré dicho de mi pelo, o de mi voz, o de mi forma de hablar. Pero el Mago, mejor dicho, el Mago Iniciado, se refería a otro “cómo”… ¡¡me preguntaba por los libros que yo había decidido poner de “adorno” detrás mío!!
Con absoluta precisión, JL me mostró que yo había elegido poner como más notorios dos libros que me alejaban absolutamente del tema que yo quería hablar.
Mientras hablaba del Crecimiento, había puesto un libro enorme, bien llamativo, que invocaba exactamente lo contrario al Crecimiento: a los niños, a lo infantil, a lo pequeño.
Eso, que puede ser pensado como un “detalle”, era la muestra misma de que yo estaba pensando el tema como algo académico, de saber, y no había aprovechado la Oportunidad de Iniciación que para mi significa apropiarme del “como” y que el “como” no decida por mí.
Y ¡eso es una muestra de lo Enorme que es el Universo que ve un Mago Iniciado cuando ve la Realidad, mejor dicho, cuando Crea su Realidad!
Carolina Malatini