Una de las más maravillosas Enseñanzas que aprendí en la escuela E.D.I.P.O es que aquello que yo logro en mi, aquello que yo logro trascender, no solo implica crecimiento en mi, sino que es lo que transmito a mi generación siguiente.

Recuerdo un encuentro con José Luis Parise, Macela Luchetta y compañeros de la Escuela, en La Sutil, una maravillosa finca en Buenos Aires donde compañeros de todo el mundo nos reunimos a recorrer claves con las que lograr tener la vida, la existencia que deseamos. En dicho encuentro, un compañero planteó un problema que suponía en su hija exclusivamente. José Luis, a través de un profundo recorrido mostró con claridad cómo aquello que no tenemos resuelto en nosotros mismos, nuestros hijos lo reflejan, se “contagian” de lo peor de la generación anterior.

Gracias a todo el recorrido que durante más de 6 años transito en Enseñanza, tuve la Oportunidad de mirar hacia mis generaciones anteriores, reconocer en mí aquello que las generaciones anteriores inscribieron en mí, y decidir qué es lo que yo deseo transmitir a mi generación posterior.

Tengo una hija en la que, aprendí a descubrir cuestiones que reconocí directamente relacionadas con lo que a mí me toca resolver. 

Cuando yo era una niña pequeña, recuerdo haber tenido intensos miedos, especialmente por la noche, cuestión que me llevaba a buscar dormir con mis padres, y un fuerte apego a los mismos, que desembocaba en dificultades, si yo pretendía dormir en una casa que no fuese la mía.

Como era esperable, mi hija presentó el mismo comportamiento. 

En la Escuela E.D.I.P.O tenemos la gran Oportunidad de realizar Viajes de Enseñanza. Viajes que aún Deseando profundamente realizarlos, me llevaron a pensar, en un momento, si mi hija sufriría si yo me separaba de ella unos días. Dichos Viajes siempre han implicado crecimiento en mi en todas las áreas de mi vida.

Considerando la edad de mi hija, me di cuenta que el miedo a la separación y pretender dormir conmigo era un no al crecimiento. Y aquello que le ocurría a mi hija era idéntico a lo que yo había manifestado en mi infancia. 

Entonces, decidí realizar un Viaje de Escuela que implicaba días sin estar en mi casa, así como también, un gran crecimiento en mi vida. Me di cuenta que ese miedo que mi hija sentía ante la separación era idéntico a mi miedo a separarme de ella. 

Emprendí el Viaje, recibí valiosísimos Aportes de José Luis Parise que hacen a mi crecimiento, el Viaje me posibilitó leer cuestiones de mi novela familiar que yo transmití a mi hija y con las que no acuerdo, como que el miedo decida por mi. En aquel Viaje, José Luis, hablando de emanación (en el sentido de aquello con lo que yo impregno las cosas, desde dentro hacia afuera), preguntó, entre otras cosas: ¿qué le emanas a tus hijos? Pregunta que me Aportó y atravesó el alma, que me mostró lo fundamental de considerar lo que hago en mi, para yo enseñarle a mi hija.

Al regresar a casa, para mi sorpresa, mi hija estaba especialmente feliz, no nos pidió dormir en nuestra habitación y no manifestaba tener miedo a dormir sola. 

Yo llevaba en mi un miedo infantil, que en aquel encuentro, en aquel viaje dejé de sentir.

Implicarme en mi crecimiento, tuvo como resultado el crecimiento en mi hija. Gracias a la Enseñanza, yo tengo posibilitado disolver aquello que disolviéndolo en mi, entonces, no es algo de lo que “contagiar” a mi hija.

Enseñar en nueva era implica un recorrido interior, que empieza en quien desea Enseñar.

Por: M. Julia Achilli