Era 1 de enero en Buenos Aires. Por primera vez iniciaba el primer día del año junto a JL, Marcela, Thomy y Luzyo y Compañeros en La Sutil. Veníamos de estar disfrutando a pleno sol en el parque desde la mañana, con pileta de por medio y las mejores delicias entre juegos, Sesiones Analíticas, y superlativos momentos recorriendo temas diferenciales e híper elevados, lo mejor para poner como semilla del año. Y aún faltaba un momento muy especial…

JL y Marcela nos comunicaron que tenían algo muy importante que anunciar y que nos lo comunicarían por la tarde, con conexión abierta a toda La Escuela.

Minutos antes de la apertura de ese anuncio, el viento cambió drásticamente, los árboles que habían estado expectantes todo el día, empezaron a danzar eufóricamente y en tan sólo minutos se desató una tormenta que inundó el parque de La Sutil.

Como siempre, en momentos de Enseñanza, el clima acompaña sin interferir, y la lluvia se hizo presente en el momento del día que estábamos armando la conexión en el interior del quincho de La Sutil, y antes de que se iniciara.

Luego de haber estado todo el día al aire libre, cuando fuimos adentro comenzó la tormenta. Para el momento de la conexión, la lluvia había concluido y volvían a verse los rayos de Sol generando un paisaje hermoso de agua y luz.

Durante esos minutos de preparación, previos a los anuncios, entre otras cosas, aprovechamos para ir al baño y ahí fue cuando JL, que venía de la casa a unos 30 metros del quincho, me dijo que podía ir al baño de la casa.

Ante mi cara de perplejidad pensando cómo iba a hacer para llegar hasta ahí, JL en forma de chiste me dice: “Vas a tener que cruzar las grandes aguas”. A lo que me reí y así fue que atravesé el parque de La Sutil.

¡La conexión se inició con maravillosas noticias y brindis de pura celebración! Y luego de eso, yo volví a mi casa habiendo olvidado el chiste de JL.

Tiempo después, en el festejo de cumpleaños de JL en donde aprovechamos para hacer preguntas que hacen más a la vida personal de Dirección, Marcela respondió una de las preguntas y en lo que contó mencionó la misma frase que JL me dijo. Gracias a eso, volví a recordar el “chiste” que me hizo JL. Y en eso también recordé que todo lo que JL dice siempre tiene un sentido que no se limita a lo que yo “escucho” de entrada. Y que lo que Él nos dice, lo dice por algo, siempre, aunque tome la forma de chiste.

Entonces esa frase me venía y venía una y otra vez… y volví a ese momento ¿qué me estaba pasando cuando JL me dijo eso? Yo estaba en La Sutil y mi marido no. Y yo tenía que tomar una decisión: si aprovechaba el momento y llevaba todo lo aprendido a mi pareja y a mi vida o si abandonaba por no soportar la diferencia. Diferencia no sólo en mi relación de pareja, sino en las distintas áreas de mi vida; ya que esa situación me refleja momentos de mi historia en los que para mi psiquismo tener algo que el otro no tiene se transforma en problema y genera separación. En mi pasado, las veces que di pasos importantes algo “malo” pasaba alrededor y yo, ante eso, siempre había optando por irme, abandonar. Ahora estaba ante un situación muy importante para mí,  ya que iniciaba mi año en La Sutil junto a Dirección y Compañeros, y la invitación de JL en su “chiste” me provocaba a dar una respuesta diferente. Yo podía cruzar las grandes aguas, cambiando mi historia o quedarme “igual que siempre”.

Me conmuevo recordando ese momento y todo lo que desde entonces estoy viviendo. Tres meses después viajé junto a mi pareja, por primera vez cruzamos juntos las grandes aguas en un viaje a Turquía, ese país de integración de culturas ¡disfrutando cada segundo! Y ese viaje implicó hacer algo que nunca antes habíamos hecho, integrando lo que a cada quien nos gusta y animándonos a viajar “en grande”, cuestión que venía siendo muy difícil aún en pequeños viajes. Y eso también significó aprovechar el viaje para hacer crecer lo de cada quien, así fue que presenté mi película y libro Lilah (que logré realizar gracias a los 11 Pasos de la Magia) en Barcelona, haciendo que mi creación también cruce las grandes aguas. Lo que generó mayor crecimiento en mi proyecto y abrió nuevas puertas, como la participación ¡en un Congreso importante de educación y alianzas internacionales! La decisión de dar el paso y no frenarme ante la diferencia, no abandonar, generó, contra todos los pronósticos, ¡mucha más integración en mi relación y en mi vida!

Estoy viviendo un año de decisiones tan importantes que sólo puedo tomar desde el deseo de cruzar las grandes aguas, atravesando mis límites y animándome a ser quien quiero ser, más allá de lo que se espera de mí. JL me habló directamente, con el amor de quien más quiere que yo crezca, haciéndome ver la protección que implica contar con él en cada paso y con la exhortación a que yo decida hacer realidad lo que deseo y que me parece imposible. Esa frase está resonando en mí ante cada momento clave, ante cada borde que se me presenta y que me invita a cruzar las grandes aguas y disfrutar de las más desafiantes aventuras que implican mi viaje interior.

 

Delfina Varela