A todos -o casi todos- suelen gustarnos los festejos de fin de año y de inicio de año, en los que nos reunimos con las personas a quienes amamos y disfrutamos, en el mejor de los casos, de una buena comida y de la conversación. No suele ser mucho más que eso la energía con la que los festejos familiares o de amigos imprimen nada más y nada menos que el inicio del año, y como bien sabemos en Paradigma de la Magia: “el inicio es la mitad del todo”. Más aún luego de la muchísima mayor cantidad de plasma que entra hoy a nuestros universos ¡el inicio es el todo!
Algo totalmente diferencial que caracteriza a los festejos que realizamos en Enseñanza es considerar esto en muchísimos aspectos. No solamente en que todo lo que cotidianamente tiene un festejo sea de la mejor calidad, desde las más exquisitas comidas hasta el mejor vino del año, sino que también lo que hacemos allí impregne por completo al año. Quien se encarga siempre de que realicemos todo eso es José Luis.
Una de las cuestiones con las que José Luis se encarga de que impregnemos el año es con el ritual que hacemos de saludar al último rayo de Sol del año, con la tan singular mesa sacerdotal de JL y la presencia de la Piedra Pachakutek, agradeciéndole al Sol por haber estado siempre juntos e invocando continuar brillando juntos en este nuevo año, para luego permanecer despiertos toda la noche festejando, sosteniendo y elevando la energía y entonces recibir el primer rayo del Sol del año.
En este año JL nos realizó una pregunta considerando un clave Metódica ¿Qué veíamos de diferente en lo idéntico de los rituales que habíamos hecho en los años anteriores?
De las tres cuestiones diferentes que vimos a lo largo de lo idéntico de este ritual respecto de los anteriores, quiero en esta ocasión destacar una de ellas. Esta vez JL ubicó en la mesa sacerdotal varias piedras más, piedras que le habían sido regaladas por el sacerdote Q’ero Nicolás Pauccar.
Es importante destacar que Nicolás, quien había sido muy cercano a JL y siempre destacaba y confiaba enormemente en su trabajo, se había alejado hacía años, dándole la espalda a JL, luego de que JL le mostrara que Nicolás se estaba permitiendo enseñar desde un lugar no-iniciático.
Nos hizo ver JL que en eso -como también en varias más cuestiones que sería demasiado extenso abrir en este relato- Él estaba tomando la decisión de conectar con “lo que no”, conectando con todo aquello con lo que el yo querría evitar conectar a toda costa. En ese Acto JL nos mostró que él siempre aplica totalmente lo que Enseña, también en un festejo de fin e inicio de año, con la total seguridad de que eso es lo que tiene que ser.
Fue enormemente sorprendente lo que ocurrió en uno de los siguientes encuentros en La Sutil. JL nos llamó a que nos acercáramos alrededor suyo y de su computadora y que viésemos una publicación de redes sociales que le habían reenviado. Era una publicación realizada por Nicolás Pauccar, recomendando a todo el mundo y muy elogiosamente La Enseñanza de José Luis Parise. La publicación había sido realizada nada más y nada menos que el 12 de Enero de 2022… ¡¡Exactamente 11 días completos luego del ritual en el que JL conectó con lo que “no”!!
Como JL siempre Enseña, el único Sí que es efectivo es el que proviene de haberle puesto el No a “lo que no”, lo que implica que ante los “noes” automáticos que nos surgen -como no darle lugar a Nicolás, luego de que él diera la espalda a la Enseñanza- bloquear eso, poniendo un No decidido desde más allá de lo automático. Para Eso, habrá que aplicar Enseñanzas tan Elevadas como Sublimación y Perdón.
Manuel Villar Lifac