Lo que quiero compartir con todos Uds. es la Potencia descomunal con la cual Operan las Intervenciones que JL Realiza.
Era jueves 16 de septiembre del 2010 y, como todos los jueves a la mañana, varios de nosotros recorríamos GDE (Grupo de Estudio) Conducido por Marcela.
Yo estaba embarazada de ya casi 9 meses y había decidido que daría a luz en mi casa, por parto natural, como antiguamente parían las indígenas. No entraba en mi cabeza la posibilidad de hablar de eso en Enseñanza, pues yo sabía que mi elección era riesgosa y temía que por hablar del tema mi deseo de hacer semejante locura se viera frustrado.
En Método, así también como en el análisis más Freudiano, Consideramos fundamental Hablar en Análisis de los Pasos importantes a dar en la vida, pues Hablar es Función Paterna por excelencia y la Función Paterna es necesaria en todos los ámbitos y momentos de la vida, pero lo es esencialmente en uno: el parto. En ese momento, la madre y el hijo se separan, y esa separación necesita fundamentalmente eso: Función Paterna, función de Corte.
No siempre nos ponemos a la Altura de eso que Consideramos, y ese era mi caso en ese momento: yo no hablaba del tema, y aun sabiendo los riesgos que mi decisión implicaba, yo no ponía Función Paterna.
El fin de semana anterior a esa Reunión de Grupo de Estudio, varios de nosotros habíamos ido a La Sutil a una Cena de Enseñanza, y ahí mismo en un momento que me agarró totalmente desprevenida, JL me pregunta: ¿Usted quiere Parir? Pregunta que me descolocó totalmente y a la cual mi respuesta automática fue “No”. Ante tal respuesta totalmente tomada por el ego, JL me mostró que precisamente la ausencia absoluta de Función Paterna en mi vida estaba ordenando todo.
En la Reunión del jueves, Marcela muy pacientemente me hace ver que había grandes riesgos en la “decisión” que yo estaba tomando, y que no era posible que yo me crea por encima de lo que mis propios dichos habían señalado en la Cena del sábado, pues si lo que se plasmaba era lo que claramente estaba en mi inconsciente -que había sido despejado en mi respuesta ante la pregunta de JL-, el parto no sucedería, y estando en mi casa y no en un hospital, todo resultaba mucho más complejo, y hasta no sólo corría riesgo mi vida, sino también la de mi hijo.
Fue tal el impacto que aquella Intervención que me hizo Marcela –y que había sido previamente Acordada con JL- produjo en mí, que ese mismo día decidí llamar a la partera para que nos encontráramos al día siguiente, aunque faltaran todavía dos semanas para la fecha probable de parto, para hablar en mayor profundidad acerca del plan B, cuestión que hasta el momento no había siquiera considerado.
Ese mismo día, antes de la Reunión, había acordado con JL y Marcela, que llevaría a pasear a Thomy, el hijo de Ellos.
Cuando voy a buscar a Thomy, lo que hago es decirle a Marcela por el portero eléctrico que quería ir a tomar un café con ella, ya que me había afectado mucho lo que ella había tenido la Amabilidad de Advertirme.
Al hacer eso, otra vez me permitía dejar por fuera a la Función Paterna, pues la figura del Analista y especialmente si ese Analista es JL, es Función Paterna por excelencia.
En esa “idea” que tuve, una vez más, no le daba entrada a quien sí a mí me toca darle entrada: ¡al Padre! A Quien pone un corte en la célula madre-hijo, pues pretendía hablar de cuestiones surgidas en mi Análisis, dejando a mi Analista por fuera.
JL durante todo el día estuvo a Pura Rigurosidad y Precisión enviándome Intervenciones a través de la Secretaría de la Escuela, en las que me hacía ver lo cerrada que yo estaba a recibir lo que viene de lo Paterno, al decirle “no” a lo que La Enseñanza al respecto sí tenía para Aportarme y que sí era necesario que yo considere, más allá de la idea que hasta ese momento tenía.
Tal es así que esas Intervenciones se continuaron hasta altas horas de la noche, sin siquiera hasta ese momento darme por enterada del Poder y de la Profundidad que esas Intervenciones tienen.
Al día siguiente a la madrugada desperté aún muy movilizada y angustiada y con varios dolores en la panza… Para mi sorpresa aunque me sentía totalmente “normal”, cuando voy al baño, ¡me doy cuenta que había roto bolsa!
Durante todo el trabajo de parto, que fue corto aunque muy intenso, lo único que yo tenía en mi cabeza era Recibir lo que JL me había Ubicado en las Intervenciones que me había Realizado, y tal es así que en un momento dado aún con el dolor que sentía, la partera me pregunta si iba parir a mi hijo como una niña o como una mujer, y desde mis entrañas, sacando fuerzas de donde en ese momento no tenía, Clamé a Viva Voz que lo haría desde La Mujer en mi.
Así fue que a las 11:36 am del viernes 17 de septiembre en un día Precioso con el Grandioso Amiguísimo Sol Acompañándome, nació mi Hijo Baltazar Lucas, ¡por parto natural en mi casa!
Maggie Ares