La tarde del 31 de diciembre 2018, fuimos convocados por José Luis y Marcela a compartir el fin e inicio de año en su quinta, La Sutil.
La tarde era especial en temperatura antes de que se ponga el Sol y despidamos el último rayo del año. Luego de hacer algunos preparativos y arreglar el árbol de Navidad que con el temporal de días anteriores se había deslucido su decorado, dispusimos las sillas en ronda y preparamos un fresco champaigne.
Entonces, ya teniendo todas las copas servidas, es el momento más exigente antes de que concluya el año, antes del festejo de esa noche. Tensar el arco, ese es el momento, para luego lanzar la flecha.
José Luis -JL- nos dijo entonces, que quienes estábamos ahí nos habíamos ganado el derecho y la pregunta que hizo en relación a ese derecho ganado era porqué y que cada quien de nosotros respondiéramos.
Algunos respondieron y JL, ante cada respuesta, profundizaba en la pregunta, queriendo llegar a la raíz de la misma.
No lo ubicamos y entonces él nos lo dijo:
-Están aquí por obligación.
Nos sorprendimos pues esa palabra no entraba en nuestro léxico y la referencia que en nosotros había para tal dicho es para cuando queremos indicar que algo es hecho porque otro lo impone.
Pero claro, JL había ya detectado esa dialéctica que se arma por sí sola entre obligación y hacer las cosas porque otro las dice simplemente.
Nos mostró lo evidente: nosotros estábamos ahí por obligación. Primero que JL no puso la opción de que tal vez no se hacía el encuentro, sino que se haría sí o sí. Y segundo: que el año anterior a esta misma altura ninguno podíamos apostar que en el cierre apertura de año hubiera festejo, ni que estemos, ni que estemos todos, ya que hubo situaciones borde que pasar en aquel momento y que cada quien que estábamos ahí nos obligamos a pasar. Situaciones que ponían en imposible lo que en este cierre y apertura de año sí estábamos haciendo suceder.
Con la lucidez de un Mago, JL logró que construyamos juntos una nueva dialéctica para un Nuevo año. Una unión de opuestos que marcan un camino Sublime: Deseo y Obligación.
Ambas palabras que parecen diametralmente opuestas en la vida; JL nos proponía Integrarlas en un Adonde: que cada quién, en este Nuevo Año, se Obligue a Dirigirse a Su Deseo.
Todo lo que no habíamos atravesado en el 2018, no lo habíamos logrado porque no nos Obligamos a atravesarlo.
Y también todo lo que sí, especialmente este año, fue porque hubo un obligarse a hacerlo.
Esto el Método lo considera: que ubiques un deseo al cual dirigirte, pero además mucho consiste en obligarte a dirigirte ya que no es algo automático o que surja espontáneo.
Y en semejante Momento tan Concluyente y al mismo tiempo de Apertura, el Sol intensificaba su Luminosidad y asombrosamente, esta vez, el último de sus rayos no se dirigía hacia el lugar donde solíamos saludarlo antes… sino que esta vez el lugar adonde eligió Dirigir su Luz fue en un nuevo rincón de La Sutil: el Lugar adonde eligió estar el Budha que en forma de fuente está sobre del jardín.
Nos sorprendió darnos cuenta que el rayo de luz se dirigía a quien precisamente representa la unión de la obligación y el deseo.
JL nos obsequió el primer regalo de la tarde, un nuevo significante “Deseado”, la integración de deseo y obligado.
Y ¡con ese regalo brindamos! Y saludamos al sol agradeciendo su presencia en cada momento del año, y festejando todos los que juntos compartiremos, iniciando a encontrarnos desde el primer rayo de Sol del 1/1/2019.
Mariela Bianchi y Gabriel Martínez