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Durante el Plenario Holográmico Intensivo Estructural Literario (PHIEL) más reciente, que la Escuela celebró a nivel internacional después de la pandemia por primera vez en julio de 2022, JL nos compartió un tesoro de dimensiones enormes: el relato de su encuentro con el Bhagavad Gita, uno de los Textos más Sagrados de la historia de la humanidad, la primera ocasión en el mundo en que la Divinidad se dirigió específicamente al humano para enseñarle, según el propio JL nos ha develado.

Diapositiva introductoria del PHIEL Internacional

¿Se dan cuenta del valor que tiene recorrer una ocasión así? Imagínense que el mismísimo Cristo se pusiera delante de un auditorio para relatarles cuándo se encontró por primera vez con las Escuelas Iniciáticas del Egipto oculto, o que Buda en persona les contara cuál fue su primera experiencia bajo la higuera, cuando se iluminó… Ocasiones así son de un Valor Único, irrepetible, incalculable. El Mago Iniciado tiene la Amabilidad de contarnos una de las historias más emocionantes de Su Vida. Por fortuna, en la Revista tenemos la oportunidad de plasmar esos testimonios para que todos los recorramos, y en ese sentido trataré de ayudar con la mejor detalle que pueda aportar. ¡Vamos a la aventura!

JL tenía una familiar que hacía prácticas esotéricas, tiradas de tarot, lecturas… y cuando JL era adolescente, esa mujer, Krishaveidi (creo que se traslitera así su nombre) le dijo: “Tú nunca pediste que te diga el futuro. ¿No quieres que te haga una lectura?”. Se trataba de la pareja de su tía Mari, que era psicóloga y fue quien introdujo a JL en la Gestalt, rama de la psicología que practicaba JL antes de adentrarse de lleno en el psicoanálisis.

Krishaveidi entonces le dijo: “Tú ya te has encontrado con Cristo, pero no con el Bhagavad Gita. Sin embargo, todavía no estás preparado…”, hasta que JL leyera cierto libro: La India secreta, de Paul Brunton, el mismo autor de El Egipto secreto.

El libro de Brunton tiene una particularidad: si al acabarlo no sientes unas ganas enormes de devorar el Bhagavad Gita, es porque no lo has leído. Cuando JL terminó de leer La India secreta, esperaba que Krishaveidi le prestara una copia del libro…, pero va a ser que no. En aquel entonces, el Bhagavad Gita era un texto muy raro de encontrar.

JL se sentía como Arjuna, desalentado. El libro era inconseguible, y si lo era, resultaba carísimo, fuera de sus posibilidades. Sin embargo, no se rindió, siguió averiguando (aunque no hubiera internet). Así acabó enterándose de la existencia de la Fundación Hastinapura, una entidad argentina sin ánimo de lucro con sucursales en Buenos Aires (entre otros sitios) que se dedica al estudio y a la enseñanza del hinduismo.

Dio la casualidad de que la fundación tenía un local cerca de su casa en Belgrano, y allí se encaminó JL. Una vez dentro, le confirmaron que, en efecto, allí estudiaban cursos sobre hinduismo. El libro seguía siendo inconseguible a nivel precio, pero, tal vez habiéndole dado un poco de lástima a la chica que recibía a la gente en la fundación, le ofreció un trato: si JL completaba el curso de verano en la fundación, le darían un ejemplar del Bhagavad Gita. Es una de las veces en que JL consiguió un libro sin frenarse ante la falta de dinero. Otra ocasión fue cuando se ganó una copia de Gödel, Escher, Bach: un Eterno y Grácil Bucle en una librería local, a cambio de una tirada y lectura de tarot para el responsable de la tienda.

Entrada del local de la fundación en Avenida Cabildo 1163, en el barrio de Belgrano, adonde probablemente acudiera JL en su adolescencia para estudiar el Bhagavad Gita

Terminado el curso, le dieron a JL una túnica para que se sumara a bailar y cantar los cantos hindúes en los recorridos que hacían los miembros de Hastinapura. En las clases de la fundación, cuando JL hacía preguntas incómodas, solían bailarle alrededor con una de las mismas canciones que entonaban en sus procesiones. ¡Canción que también hemos disfrutado en Momentos Más Allá de lo Prepactado, cuando JL nos relata estas historias de su apasionante Vida!

Claro está, JL se negó en rotundo a hacer algo así, ¡cuando no le gusta un pelo bailar! Recordemos que hasta el mismísimo Krishna dejó de bailar en etapas muy avanzadas de su recorrido. Aunque nunca cesó de cantar. De eso no cabe duda.

Sin embargo, tremendo baldazo de agua fría se llevó al leer el Bhagavad Gita, porque ¡todo era al revés! JL leyó:

“Con la destrucción de una familia desaparecen sus virtudes y tradiciones, y al faltar estas virtudes, la iniquidad corroe el seno de la familia”. Capítulo 1, versículo 40.

¿Cómo podía ser? No tenía sentido. ¿Al final todo giraba en torno a conservar las tradiciones? No era muy distinto de lo que solía contar su abuelo, italiano emigrado desde Europa que había montado una acaudalada empresa y cuya fortuna, tras morir él, dilapidaron sus hijos, cuando JL era muy chiquito. “Lo importante es la familia”, decía el abuelo, que abogaba por el respeto a las tradiciones. Turrón y pan dulce, claro que sí.

Sin embargo, JL había leído que Cristo había trascendido a las tradiciones en su tiempo, había desafiado los conceptos tradicionales de familia cuando su madre y hermanos lo habían venido a buscar y él había respondido: “Mis discípulos son mi familia”… ¿Se había equivocado desde el principio? Daban ganas de tirarlo todo y olvidarse del asunto para siempre.

Dicho esto…, seguir dirigiéndose permite reencuentros -como el de este Viaje de Escuela a Europa después de tantos años- que están más allá del yo.

JL salió a caminar por el barrio, con la cara surcada de lágrimas. Era un viernes por la tarde, y transitaba por la avenida Cabildo. De repente, alzó la vista y se sorprendió de lo que vio… y escuchó. Frente a él, venían marchando los miembros de la Fundación Hastinapura. Era en ese momento de la semana cuando solían marchar en procesión con sus cantos y bailes.

Cuando lo reconocieron tan desolado, fueron de inmediato a arroparlo y le empezaron a cantar las mismas canciones que antes mencionaba. Lo que antes había sido un juego irónico ahora se convertía en una señal de cariño y ánimo. No obstante, eso no fue lo más conmocionante, aun con todo los afectos en juego. Fue en ese momento cuando JL se dio cuenta de algo que lo impactó de lleno.

La canción no era en español…, sino en sánscrito. Estaba en la lengua original.

La mayoría reproducía el sonido por fonética, pero si lo hacían tan bien, era porque alguien debía haberles enseñado. Y si JL daba con esa persona que sabía sánscrito…, entonces ¡también podría pedirle ayuda para averiguar qué decía el Bhagavad Gita en la lengua original!

Esa persona era exactamente la chica que lo había atendido y le había dado la copia del Bhagavad Gita. Conocía esa lengua hindú. En cierto sentido, era una guardiana de la Sabiduría, como hoy en día los Q’eros, que gracias a la Escuela llegaron a lugares de sus tierras y montañas que antes no habían podido alcanzar, y los Hopi, para cuyos chamanes JL develó secretos de sus piedras que ni ellos mismos habían visto.

Transmisión completa de cuando JL develó en Plenario todo lo recorrido en el Viaje a Tierras Q’eros, con material audiovisual grabado en las montañas y testimonios de Compañeros

JL había dejado afuera los cantos hindúes, y finalmente en esos cantos había estado la solución fundamental al problema. “La piedra que desecharon los constructoras, esa en piedra angular se ha convertido”, como afirma la Biblia.

En ese momento del Plenario, JL nos hizo escuchar lo que el libro decía en su lengua original. Pero antes de eso, hay un detalle más. El Bhagavad Gita, en realidad, no se “lee” simplemente…, sino que se canta. Es toda una Enseñanza en sí misma que, para acceder al que quizá es el diálogo más importante de la historia del planeta, haya que integrar hemisferio izquierdo y derecho, intelecto y emoción, palabra con melodía.

Así pues, JL compartió con nosotros el audio del capítulo 1, verso 40, para que lo recorriéramos y disfrutáramos en directo. Lamentablemente, no disponemos aquí de esa preciosa y única versión, pero sí encontramos otra, con música original de la India, que deseamos que les ayude a conectar con ese universo que ofrece la India para entrar a la Enseñanza.

Capítulo 1 del Bhagavad Gita cantado en lengua de la India (iniciar desde el minuto 14:45 para escuchar el verso 40 y activar los subtítulos para leer la transliteración)

Adharmabhibhavat… ¡En adharma está la clave! No se trata de la “tradición”. El problema surge cuando hay adharma. Al igual que en español, el prefijo “a-” en hindi se refiere a negación. Por tanto, adharma significa “sin dharma”. Cuando no respetas el Dharma, cuando no respetas la Enseñanza desde donde decidiste generar tu Realidad Propia, es entonces cuando sobrevienen las catástrofes. ¡Eso sí es lo que han Enseñado todos los Grandes Maestros de la Iniciación!

“¡Oh, Kṛṣṇa!, cuando la irreligión prevalece en la familia, las mujeres de esta se contaminan, y de la degradación de la mujer, ¡oh, descendiente de Vṛṣṇi!, surgen los hijos no deseados”.

Esa es la traducción más exacta que JL nos mostró en el Plenario. Claro, ahí se entiende mucho más. De entrada que “irreligión” como término se puede relacionar mucho mejor. Alejarte de la Enseñanza a la que elegiste “religarte” divide tus fuerzas, permite que el otro decida sobre ti. En cambio, si en tu interior cultivas seguir las Leyes del Universo -que son las Leyes del Método de la Magia-, estar en Dharma, en sintonía con esas Leyes, ¡entonces el Universo responde armónicamente!

Y ¡en esa Sintonización constante esta Escuela es especialista! Porque nos Enseña a relacionarnos íntimamente con esas Leyes Metódicas todo el Tiempo. Nótese entonces la suma Inteligencia de JL, en su Viaje Interior.

Al principio, desde el automatismo del ego, se había negado relacionarse con eso ante lo que su yo falla, lo relacionado con el baile, eso a lo que el ego le dice “no”. Eso no significa que deba convertirse en bailarín, claro, pero sí es cierto que, gracias a continuar dirigiéndose a cumplir su AD de develar la Enseñanza original, llegó a conectar con la misma Lógica de la que hablaron todos los Iniciados: conectar con esa piedra que había sido dejada afuera y que se convirtió en angular.

No se rindió, no decidió separarse para siempre del Recorrido. Fue a relacionarse con Eso a lo cual su yo le decía “no”…, y ¡de ahí obtuvo la solución! Esa decisión de relacionarse con la falla, conectar con esa fuerza, conectar con lo que el yo “no” quiere conectar… es lo que te hace Inteligente desde Método. Y ¡sirva este testimonio para demostrarlo!

 

Ramsés Narciso Cabrera Olivares