Orejas – La elección de un Nombre Iniciático –

Mario Sebastián Belzunce


Estábamos recorriendo con Natalia, mi mujer, la grabación de los ‘’Los 3 registros de un Nombre Iniciático“ y la importancia que tiene el Desde Dónde cuándo se elige un nombre; sea para un negocio, una mascota, un producto, etc. Con esto me refiero al propósito con que se hace algo y la idea desde la cual se inicia esa acción.

En este caso era elegir un nombre con un sentido definido, cuidado en todos los aspectos y que sea positivo para la relación futura que tendremos con la perrita respecto de su comportamiento con nosotros y el entorno. En ese momento recuerdo que pensé qué bueno hubiera sido tener toda esa información para nombrar a las mascotas que tuve en mi infancia, una marca, una sociedad y demás cosas con las que uno se encuentra en la vida y que se las nombra  sin considerar un propósito propio en eso.

Me prometí que la próxima vez que se presente esa oportunidad lo haría desde la Iniciación.

Muy lejos estaba en mi cabeza que esa posibilidad se presente en lo que respecta a una mascota, a pesar de que Victoria, nuestra hija de 8 años (con el apoyo de la hermana, Agostina de 20), hacía mucho tiempo que insistía en sus ganas y deseos de adoptar un perrito. Tanto es así que ella quería adoptar a todo perro que veía perdido en la calle o en carteles dónde se buscaba familia que adopte una mascota sin hogar. Incluso desde hace meses nos decía que a Papá Noel le iba a pedir un perro como regalo de Navidad. De nuestra parte, sabiendo los cuidados, tiempos y atenciones que implican un perro, no obtenía otra respuesta que un rotundo “No”. Por lo menos hasta que ella sea más grande y pueda dedicarse a su cuidado, ya que ahora dependería de nosotros para muchas de las atenciones que una mascota requiere. A eso se sumaba que vivimos en un departamento y la falta de espacio era otro de los motivos por los que nos negábamos.

 

Es importante destacar en este relato, y lo explicaré más adelante, que ella nunca dejó de dirigirse hacia su deseo de adoptar un perro, haciéndonos saber que lo cuidaría, limpiaría lo que ensucie hasta que aprenda a hacer sus necesidades afuera y lo sacaría a pasear con nosotros. En nuestros planes y nuestra cabeza esa posibilidad era inexistente, estaba fuera de toda discusión a pesar de su constante insistencia.

 

Hasta que unos días antes de Navidad fuimos invitados a comer un asado a la casa de una amiga. Mientras hacía el fuego y charlábamos apareció un cachorro mestizo que se había pasado desde la casa de al lado. Nuestra amiga nos contó que hacía 3 meses la perra del vecino había dado a luz a varios cachorros, de los cuales todavía quedaban dos. A los demás les habían ido encontrando hogar. Este perrito era parecido a un labrador, beige, grandote e inmediatamente Victoria empezó a jugar con él y acariciarlo. Nada cambiaba, de ninguna manera nos íbamos a volver a casa con un perro.

 

Un ratito después, ya concentrado en el asado que estaba cocinándose, veo que de entre los arbustos que separan las dos casas sale otro cachorrito, este era totalmente negro, más chiquito y con unas hermosas orejas grandes y en punta. Fue lo primero que me llamó la atención al verlo, parecía un cerdito bebé. En ese momento, y lo confesaría más adelante, pensé para mis adentros ‘’me parece que perdimos (o ganamos), este se viene a casa’’. Por su puesto que no dije nada y seguí concentrado en lo que estaba haciendo. El ‘’perrito’’ era hembra y apenas la vio Victoria la agarró, alzó, acarició y pidió que la llevemos a casa. Ambos cachorros estaban literalmente vestidos en pulgas, repletos! Después de almorzar las chicas se dedicaron a bañar y sacarle todas las pulgas a los dos cachorritos. Una vez que terminaron veo a Victoria con la perrita negra en brazos, totalmente entregada y agradecida a ella.

Esa misma tarde regresamos a nuestra casa con esa cachorra hermosa y orejona de pelo azabache.

Mientras volvíamos en el auto ya empezaban a surgir algunos posibles nombres: ‘’negrita’’, ‘’panchita’’, ‘’cachi’’, y demás nombres que se les ocurrían a Victoria, más los que luego propondría Agostina.

 

Antes de continuar con el relato del nombre hago un alto aquí. Como comenté previamente, esto sucedió unos días antes de Navidad. Navidad dónde Victoria terminó de conocer la verdadera identidad de Papá Noel. Cuestión que sospechaba pero que también que se negaba ella misma. Eso descubrimos al ver su tristeza y su angustia al revelarse la verdad. Momento ideal para que compartamos con ella, en base a su propia experiencia, cómo funciona la verdadera Magia; mostrándole en sus actos cómo la Magia está en uno y que ese deseo que tanto pedía y del que nunca se apartó; y a dónde siempre continuó dirigiéndose a pesar de todas las negativas que recibía, se concretó coincidiendo con la llegada de la Navidad, tal cual ella lo había invocado.

Además Victoria cumple con su palabra: cuidando, limpiando y ayudando en todos los cuidados que la perrita necesitaba. Fue una excelente oportunidad para mostrarle que cuándo uno desea algo con verdadero tesón, lo invoca, no cesa de dirigirse a Eso y cumple con su palabra (hace lo que dijo que iba a hacer) el Universo lo casualiza.

Ahora, volvamos al nombre. Ya en el auto de regreso a casa dije que íbamos a elegir el nombre desde las consideraciones iniciáticas, teniendo en cuenta los 3 registros que habíamos recorrido en la grabación y el propósito personal en eso.

Con los 3 registros me refiero al Registro Simbólico, el Registro Imaginario y el Registro Real. Resumidamente, el Registro Simbólico está vinculado a los sonidos (los mitos) que rigen en la realidad. Como Enseña la Iniciación la realidad densa se crea desde lo sutil, desde los sonidos. Entonces voy a buscar en esos mitos y sonidos lo que en mí me une a lo real, y lo voy a usar para lo que yo quiero.
El registro Imaginario está relacionado con las relaciones y los sentimientos. Es el registro que reina sobre los afectos. Tengo que considerar en el caso de un nombre que: me guste a mí, y también qué efecto tiene en el otro y según lo que yo desee respecto a ese otro.

El registro Real está en relación directa con lo que ocurre en lo real con la persona/objeto. En cuánto a un nombre, que en lo real determine lo que yo quiero, que ubique un destino en lo real.

Si ya mientras disfrutábamos la grabación había dicho lo mismo y había puesto mi palabra en juego, ese momento se habría presentado y mucho antes de lo que hubiera imaginado. Había que aplicar lo recorrido.

El “no saber” cómo llamarlo apareció como primer esfinge; pensé nombres de todo tipo, en compañía de Victoria googleamos ‘’buscando’’ nombres iniciáticos, mitológicos, griegos, egipcios, de dibujos animados, películas, etc. Ninguno parecía adecuado, ninguno tenía el sentido deseado. Yo debía dirigirme a hacia Eso que había dicho: elegir un nombre iniciáticamente.

En algún momento ‘’Orejas’’ apareció en mi cabeza, por sus hermosas y grandes orejas (que fue lo primero que llamó la atención al verla aparecer entre los arbustos) y porque simbolizan la escucha en todas las Culturas Iniciáticas. Pero no terminaba de convencerme y quedó dando vueltas en algún lugar de mi cabeza. Así pasaron 2 semanas, la desidia se apoderó de mí y en varias oportunidades estuve a punto de desistir y decirles que la nombren como quieran, ya que no se me ocurría nada, y no me exigía aplicar lo que había Recorrido en la Grabación.

Pero el momento borde llegó y no fui yo quien se puso ahí, como debería haber hecho exigiéndome a cumplir con mi palabra. El límite vino de afuera, y fue el día que debíamos llevarla a vacunarse: en la veterinaria nos preguntarían el nombre y nosotros no lo teníamos. Debíamos tomar una decisión y elegirlo en ese momento.

“Orejas” volvía a mi cabeza, y entonces me exigí decidir apoyándome en los 3 registros: en lo Real de sus Orejas, como un foro que me recuerda lo que quiero: Un nombre Iniciático.  En el Registro Simbólico, la palabra Orejas, me direcciona directamente hacia la escucha y lo que esto implica Iniciáticamente. Por último, el Registro Imaginario: Ore-Orejas haciendo referencia a la Oración religiosa, el pedido, invocación en la concepción real que hace de la ‘’oración’’ La Religión Original. Tomando a la Palabra como el canal de invocación de lo que uno desea. Que en lo real el nombre produzca lo que quiero que produzca: atención, obediencia, por parte de la perra.

Cuando dejé de “buscar” y pretender que “no sabía”, todo en función de continuar desplazando la decisión, ahí mismo me dije que Sí!, es el nombre que elijo y elegimos y lo tuve desde un principio en mí!.

Mientras salíamos del departamento hacia la veterinaria (a sólo 2 cuadras de distancia) le pregunté a Victoria que le parecía “Orejas”? Ella me contestó que sí, que le gustaba  y yo le expliqué por qué lo había elegido y cuál era el propósito: armar un gran vínculo con la perra, que ella nos entienda, nosotros a ella, nos siga, nos haga caso y acompañe.

Mis experiencias de chico con los perros que tuve, en este sentido no fueron como yo esperaba, el cariño con ellos siempre fue recíproco y grande pero sufría sacarlos a pasear ya que no me hacían caso, se iban para cualquiera lado, no me escuchaban. Los dos fuimos charlando muy contentos por haber elegido el nombre que ahora nos parecía hermoso y perfecto!: Orejas.

Tan contentos fuimos charlando esos 5 minutos que separan nuestra casa de la veterinaria que casi nos pasamos. Victoria me interrumpe y me dice es acá y cuándo me doy vuelta veo que estábamos por pasarnos del local, miro a la puerta y me empiezo a reír! Desde la vereda lo primero que vi fue fue cartel dentro del local que decía Orejas! Señal súper positiva y casualizada de que habíamos hecho una buena elección.

Yo dentro del local, todavía asombrado por la ‘’casualidad’’, me acerco para tomar una foto del cartel más grande y veo que debajo de OREJAS hay una inscripción en números que dice “10+1”; y tanto el nombre como ese 11 mágico dentro de una figura que podría ser un Sol o una Estrella!!!

Impactante respuesta del Universo sólo 5 minutos después de haber hecho Eso que se dijo que se iba a hacer.

 

Cabe destacar que si bien había visitado la veterinaria varias veces para comprar comida para nuestros gatos nunca había reparado en el cartel y tampoco sabía de la existencia de un producto llamado orejas (una especie de golosina para perros y que se utiliza para que muerdan durante el cambio de dientes de leche).

 

De la misma manera que conté anteriormente cómo Victoria casualizó lo deseado por no dejar de dirigirse hacia Eso, lo mismo me ocurrió a mí a pesar de haber estado a punto de dejarme dominar por la desidia. Simplemente recorrí y apliqué lo aprendido en este camino. Cómo comenté previamente, además de aplicar lo recorrido, el elegir el nombre iniciáticamente tiene el propósito mencionado. Cuestión a la que no podría haber llegado sin antes interesarme en desocultar el por qué de mi poca comunicación con mis perros en mi infancia. Desde chico fui de expresarme muy poco y por lo tanto mucho menos escucharme. Haber desencriptado algunas claves del por qué de esto y tomar conciencia de la importancia que tiene en este camino en busca de la luz me permite cada vez más estar más atento y presente a cada momento.

Finalmente tengo que destacar el comportamiento de Orejas. Que además de ser una perra hermosa y muy dulce, nos hace saber que se siente a gusto viviendo con nosotros y es un placer llevarla de paseo a dónde vayamos. Corre, se divierte, juega con otros perros pero siempre atenta al primero llamado que le hagamos y siguiéndonos a nosotros. Tanto es así que puede salir a caminar suelta como un miembro más de la familia. Se integró muy bien con todos, incluídos los gatos. Y a dónde va Victoria, va Orejas!

A medida que lo iba recopilando el relato fuí descubriendo cosas nuevas y hasta el verdadero valor de la anécdota.

 

Mi idea primaria era contar la aplicación de un tema recorrido en La Escuela, la elección de un Nombre Iniciático. Me pareció algo bien concreto para aplicar Método y dónde había puesto mi palabra de que lo utilizaría cuando se presentase la oportunidad. Y luego esto lo uní con lo similar en la historia de Victoria y la mía en no cesar de dirigirse hacia el objetivo.

 

Gracias a la Enseñanza y aplicar en situaciones cotidianas identifiqué cuál es ese comportamiento que repito una y otra vez que me desvía de lo que Digo que quiero: la tendencia a dejar pasar las cosas, decir que voy a hacer algo y luego no cumplirlo. Al considerar eso y obligarme cumplir lo que había dicho, la energía fluyó positivamente. Eso automático en mí que no permití que se instale, volvió casualizado: Cumplir mi palabra detonó la casualidad de encontrarme con el nombre Orejas.

No me sorprendió descubrir que ese mismo accionar fallido que encontré respecto a la elección del nombre, es algo que se repite en toda mi vida y que también lógicamente se pretendió instalar respecto al relato de mi Anécdota. En el mismo momento que comunicaron la propuesta de escribir una anécdota iniciática dije que enviaría mi historia de la elección del nombre de Orejas. Y como con respecto a la elección del nombre, lo hice; pero nuevamente sobre el límite del tiempo estipulado. Envié mi historia el último día del plazo pactado. Otro patrón que encuentro de manera constante en mi vida: que el límite lo ponga el otro.

El haber elegido el nombre con un propósito definido fue gracias exclusivamente a mi aplicación de Método con que logro que mi realidad se adapte a mis palabras!

Nota: A continuación adjunto 5 fotos que respaldan y son parte de esta historia.

Publicada el 17/6/2017